Quemarse no, broncearse sí; por un moreno saludable

Verano, sol y playa; igual a bronceado seguro. Pero, ¿a qué coste? En general, el riesgo de padecer melanoma en el transcurso de la vida es de aproximadamente 2,6% (1 en 38).

El número de casos de cáncer de piel crece cada año -en el mundo se diagnostican más de 2.000.000 de nuevos casos-, a pesar de las continuas campañas de prevención y concienciación. Desde la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), por ejemplo, su lema esta temporada veraniega es ‘Planta cara al sol’ que, enfocada a los más pequeños, pretende potenciar hábitos y prácticas para una protección solar eficaz. Y esa protección eficaz no es otra que una buena crema solar, de la que este año se ha cumplido su 88 aniversario tras el invento de Eugene Schueller que llamó “Ambrè Solaire”: el primer bronceador de la historia con el eslogan “Broncear cinco veces más rápido y sin quemaduras”. Pero, aunque la mayoría de la gente elige el sol y la playa en verano, otros se decantan para conseguir el bronceado por los aparatos de rayos UVA. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los rayos emitidos por estos aparatos de bronceado artificial producen cáncer de piel, en base a los últimos estudios científicos. De ahí que la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) haya solicitado al Ministerio de Sanidad y Política Social que se modifique el Real Decreto 1002/2002 de 27 de septiembre que regula la venta y utilización de dichos aparatos con el objetivo de advertir en el etiquetado, el embalaje, el manual de instrucciones y la publicidad que las radiaciones UVA de éstos producen cáncer de piel.

Así las cosas, una exposición solar excesiva y sin la protección adecuada puede desembocar, a corto plazo, en pequeñas quemaduras, que se manifiestan como un enrojecimiento (eritema) de la piel o bien un edema, ampollas y descamación de la piel, a los pocos días. Pero los efectos nocivos de la radiación sobre el organismo pueden ser aún más negativos. A largo plazo, puede aparecer foto envejecimiento o envejecimiento prematuro en nuestra piel. Como consecuencia de haber sido sobreexpuesta al sol durante años su coloración se convierte en amarillenta, con un aspecto seco, apergaminado, y unos surcos o arrugas muy profundos. Y lo peor, el cáncer de piel, los tumores más frecuentes del ser humano que se pueden dividir en tumores de extirpe epitelial (no melanomas), que suponen el 95 por ciento de todos los cánceres de piel, y los melanomas, que constituyen un 5 por ciento del total de tumores malignos de piel. Por eso es muy importante, además de seguir a rajatabla los consejos médicos, vigilar nuestros lunares. La detección a tiempo puede ser clave en la curación de un melanoma, por ejemplo.

En este sentido, hay cinco signos útiles para identificar un posible melanoma. Se trata de la llamada regla “ABCDE”. Se presentan como lesiones pigmentadas (oscuras), asimétricas, de bordes irregulares y que tienden a crecer en poco tiempo.

Y es que una de cada diez personas tiene lunares atípicos, de grandes dimensiones o con bordes irregulares, cuyo riesgo de que puedan malignizarse es mayor. Sin embargo, más de la mitad de los melanomas surgen en pieles saludables. De ahí la recomendación de consultar al médico.

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